La británica Lola Young da un salto emocional con «I’m Only F**king Myself» , su tercer álbum de estudio, lanzado el este viernes. Con esta entrega, Young no solo reafirma su lugar como voz potente de la música pop alterada, sino que se entrega en cuerpo y alma, explorando sus demonios interiores, la autoexploración y la perfección imperfecta.

Desde el título, «I’m Only F**king Myself» se propone como una confesión largamente aplazada. Young lo ha descrito como “una oda a la autodestrucción”, un álbum hecho en momentos de vulnerabilidad, de batallas internas con la adicción, la identidad y el peso de lo que significa estar en el ojo público.

Canciones como “FK EVERYONE”**, “d£aler” o “Can We Ignore It :(” muestran los extremos de ese viaje emocional: ira, deseo de evasión, vergüenza, culpa, pero también momentos de claridad y reflexiones sobre el deseo, la sexualidad y la autoimagen.

Producido en gran parte por Manuka y Solomonophonic, Lola Young adopta un sonido que balancea lo crudo con lo producido, lo alternativo con el pop accesible. Hay guitarras saturadas, momentos más oscuros, ritmos que duelen, letras que golpean, pero también hooks, melodías pegajosas y espacios de vulnerabilidad.

I’m Only F**king Myself es un álbum que no pide permiso. Lola Young se interpone entre sus propias cicatrices, las expone, las abraza, las convierte en arte. No es cómodo, no siempre es bonito, pero es real. Para quienes valoran la honestidad brutal y la emocionalidad sin filtros, este disco será resonante. Para los que buscan solo canciones pop producidas sin aspereza, puede resultar exigente.

Escrito por

Rocío Benitez

Locutora y periodista argentina de radio y televisión. Me especializo en música.
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